miércoles, agosto 13, 2008

RESCATE DE UN CABALLO JUNTO AL HIPODROMO DE LASARTE

Un lasartearra descubre un caballo escapado que estaba en pésimo estado en un establo abandonado


Un caballo famélico y con la pata trasera izquierda hinchada por alguna torcedura se recupera ya en los prados de un caserío cercano al hipódromo de Zubieta, de donde se escapó hace unos días. Las gracias se las tiene que dar a un joven lasartearra que ayer a las 7.30 de la mañana lo descubrió tumbado y con aspecto agonizante, en un patio de los establos de una antigua cuadra de caballos de carreras, ubicada entre el puente del río y la carretera a Zubieta. «Es un caballo de recreo, no de carreras. Estaba famélico, tumbado en el suelo, parecía muerto», detallaba ayer a este periódico el vecino de la localidad que lo encontró cuando paseaba por el lugar.
Lo primero que hizo, sin dudar, fue socorrerle. Los habitantes de Lasarte Oria tienen un cariño especial por los caballos. Se metió a las instalaciones a través del seto y al verlo tan débil llamó a los municipales, al 112. «Me contestaron que avisarían a Sanidad. Mientras, busqué un cubo, lo llené de agua y le di de beber. Tenía mucha sed. Luego recogí hierba y se la comió con ganas». El chico lasartearra constató que tenía inflamada, bien porque estaba torcida o rota, la pata trasera izquierda y la piel presentaba muchas rozaduras. Las costillas se le marcaban sobre su escasa carne.
Se quedó junto al pobre equino hasta que llegó una veterinaria municipal, que procedió a examinarle y a constatar el chip de identificación. Según comprobó, el dueño es un francés, a quien se dirigieron los responsables de los servicios municipales de Sanidad para que aclarase si era su dueño y qué había pasado con el caballo o si lo ha vendido y a quién. La investigación aclaró que lo había vendido a un baserritarra próximo al hipódromo donostiarra. Tras contactar con él, el casero reconoció a los guardias municipales que no se había dado cuenta de que el caballo se había escapado. «Así que procedieron a devolvérselo, en mejores condiciones de como lo encontramos», señala el concejal de Fomento y Turismo, Enrique Ramos, con responsabilidades en el Hipódromo donostiarra.
El sentido común y el amor a los animales del joven lasartearra salvaron la vida a este caballo. Por dos razones: una, porque si nadie lo descubre, hubiera fallecido de hambre y sed. Y dos, porque en caso de hallarlo en pésimas condiciones físicas y con dificultades de recuperarse, el sentido común hubiera aconsejado a los responsables sanitarios sacrificarlo. De hecho, el joven que lo descubrió contaba que «a media mañana llegó otro veterinario que comentó que lo mejor sería sacrificarlo. Me pidieron que me fuese, que se hacían cargo ellos. Al caballo le vi mejor: se había levantado a pesar de lo débil que estaba, después de haber comido y bebido».
El joven lasartearra cumplió con creces como samaritano de este caballo y es de suponer que su actual propietario cuide mejor a este equino que parece tener ganas de conocer más espacios que los que le marcan la cerca que circunda el caserío.

No hay comentarios:

Publicar un comentario